miércoles, 10 de noviembre de 2010

Cristal Quebradizo


Alguien me coge del cabello, tira de mi.
Su mano, obscena, me toquetea, hasta llegar a mis labios, impidiéndome gritar.
Son mis ojos pálidos los que lloran de miedo, intentando sin éxito, que me deje en paz.
En un golpe bruto, me retiene contra la pared, inmobilizándome aun más.
No sé que hacer, más que desesperar, mientras me toca, no puedo más que llorar.
Con mis manos inmovilizadas, a quitarme la ropa... no puedo más.
Intento desasiaerme, y en un momento de jubilo, grito, pero no hay nadie por ahí que me escuche...
Él, más furiosos que nunca, me gira, y me pega en la cara...
Me ha roto.
Como un cristal quebradizo.
Como algo inservible.
Como unos ojos de cristal que quedan inútiles al chocar.



3 comentarios:

  1. pues hiba a ser peor... pero al final me he contenido...

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  2. O.O me has dejado con la piel de gallina cariño!
    no te imagine escribiendo algo asi,y pensar que te has contenido... miedo me da como lo hubieses echo. siempre me dejas sorprendida.

    un abrazo preciosa

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Sentía un dolor casi físico cuando el conde y la condesa entraban al mismo tiempo.. su amor mutuo era evidente, un vinculo genuino que les proporcionaba seguridad y felicidad. Hasta Logan y Serah intercambiaban a veces unas miradas que ponían de manifiesto que se gustaban. Esas miradas, ese amor, llenaba a Kylar de un anhelo tan hondo que creía que le abriría un hueco en el pecho. No era simple hambre; una rata de hermandad conocía el hambre igual que conocía las alcantarillas donde se acurrucaba buscando calor en invierno. El hambre no era comoda, pero resultaba familiar y no era algo que temer. Lo suyo era una sed, como si su cuerpo entero estubiese reseco, cuarteado, a punto de desmigajarse. Moriría de sed a orillas del lago más grande del mundo.

Todo aquello le estaba vedado. Para él, ese lago era un océano.

Era agua salada que solo le daría más y más sed, hasta causarle la locura y la muerte. El amor era la muerte de un ejecutor. Locura, debilidad, vulnerabilidad y muerte, no solo para el propio ejecutor, sino también para cualquiera que lo amase. En la vida de Azoth todo era muerte. Había jurado no amar jamas, pero cuando lo prometió no había visto nada parecido a lo que el conde y la condesa compartían. Resultaba tolerable si por lo menos le importase a alguien.


El Ángel de la Noche 1, El camino de las Sombras de Brent Weeks


Feveradicta *¬*


Mi diplomita :3

Mi diplomita :3
muchisimas gracias Karol!! ^^

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