martes, 14 de diciembre de 2010

Poder.Oscuridad




Podría ser que el mundo acabara en tus manos.
Un mundo insano y cruel.
Tal vez yo podría destruirlo contigo...
Siempre me a atraído el poder.
El poder...
Tan subyugante.
Desearía poder bailar con él toda la noche, toda la eternidad si tu estas con nosotros. Un trio en la oscuridad.
Un trio de besos y caricias, de susurros fervientes de veneno, latidos desbocados, sangre desparramada, caliente.

Tuya.
Mia.
Del silencio.
Ya podríamos ser uno solo y conquistar este mundo de tinieblas.
Seria terrorífico.
Malvado.
Seria maravilloso.

Labios invadiendo nuestros cuerpos, sin demora ni fin.
Ya podría ser que muriéramos esta noche.
Nadie lo notaria.
Ni siquiera nosotros.
Somos tan insignificantes.
Este mundo oscuro no nos echaría en falta, hay malvados de sobra, para dar y vender.
Podríamos simplemente dejar de hacer mal, que tampoco lo notaria.
Podríamos, quizá, coger unas tijeras, y con ellas acariciar sensualmente nuestras muñecas.
Solo tú y yo lo notaríamos.

El silencio se hubiera marchado a otro lado.
Al igual que el poder.

Buscando otros portadores, los cuales están a la vuelta de la esquina.
Este mundo esta maldito.
Y nosotros con él.
Emponzoñados con la normalidad de matar en nuestro pan de cada día.
Ya podría morir el mundo que lo agradecería.

Solo.
Triste.
Vacío.

1 comentario:

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Esta to guay *_______*

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Sentía un dolor casi físico cuando el conde y la condesa entraban al mismo tiempo.. su amor mutuo era evidente, un vinculo genuino que les proporcionaba seguridad y felicidad. Hasta Logan y Serah intercambiaban a veces unas miradas que ponían de manifiesto que se gustaban. Esas miradas, ese amor, llenaba a Kylar de un anhelo tan hondo que creía que le abriría un hueco en el pecho. No era simple hambre; una rata de hermandad conocía el hambre igual que conocía las alcantarillas donde se acurrucaba buscando calor en invierno. El hambre no era comoda, pero resultaba familiar y no era algo que temer. Lo suyo era una sed, como si su cuerpo entero estubiese reseco, cuarteado, a punto de desmigajarse. Moriría de sed a orillas del lago más grande del mundo.

Todo aquello le estaba vedado. Para él, ese lago era un océano.

Era agua salada que solo le daría más y más sed, hasta causarle la locura y la muerte. El amor era la muerte de un ejecutor. Locura, debilidad, vulnerabilidad y muerte, no solo para el propio ejecutor, sino también para cualquiera que lo amase. En la vida de Azoth todo era muerte. Había jurado no amar jamas, pero cuando lo prometió no había visto nada parecido a lo que el conde y la condesa compartían. Resultaba tolerable si por lo menos le importase a alguien.


El Ángel de la Noche 1, El camino de las Sombras de Brent Weeks


Feveradicta *¬*


Mi diplomita :3

Mi diplomita :3
muchisimas gracias Karol!! ^^

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